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jueves, 1 de agosto de 2013

En fila, para lograr más que Chevron

Miguel Galuccio, el CEO de YPF, y Ali Moshiri, de Chevron.
Shell, Exxon, Dow, Bulgheroni, Eurnekian y Total habrían iniciado conversaciones con el gobierno para lograr suscribir acuerdos similares al que logró Chevron. Según Clarín, aparte de exigir “igual trato”, los pulpos petroleros estarían aprovechándose del fracaso del ingreso de capitales en función de la ley de blanqueo poniendo este acuerdo como condición para ingresar capitales” (26/7). Estaría próximo un nuevo acuerdo con Exxon Mobil, la mayor petrolera privada del planeta, y con la también norteamericana Dow, interesada en elevar la producción no convencional de gas para su planta del Polo Petroquímico de Bahía Blanca (El Cronista, 21/7). Por otra parte y según se ha informado en estos días, Chevron también logró que los beneficios del acuerdo con YPF fueran extendidos a todas las concesiones y subsidiarias en las que posee participación, lo que incluye el yacimiento de petróleo El Trapial-Curamched, el mayor del país (85% en su poder), también en la cuenca neuquina. Sólo un piso… Sin embargo, el decreto que estableció el acuerdo con Chevron debería ser considerado sólo un “piso” en materia de entreguismo. La política del capital es plantar el pie en Vaca Muerta en las mejores condiciones posibles e ir a fondo en el cambio de frente que la burguesía reclama. En palabras de un empresario: “Es barato, es para entrar y esperar que las condiciones del país mejoren” porque, finalmente, “en ningún lugar del mundo (se) podrían hacer acuerdos como los de aquí, con desembolsos de 1.000 millón de dólares o poco más” (Clarín, 16/7). Las petroleras tendrán libertad para exportar el 20% de su producción, ¿y el 80 restante? Chevron y el resto esperan que se consume una devaluación y un “sinceramiento” de tarifas. En esa línea, el gobierno comenzará a pagar 7,50 dólares por millón de BTU -tres veces el precio promedio actual- a las petroleras que eviten la declinación de la producción. El “sinceramiento” ya comenzó.

Christian Rath

Correa, Macri y la “libertad de prensa”

219120
Jorge Lanata ha denunciado con pelos y señales la política de cercenamiento a la libertad de prensa impuesta por el presidente Correa en Ecuador. Su Ley Orgánica de Comunicación es un verdadero cepo impuesto por el poder para prohibir toda manifestación opositora. Llega al detalle, por ejemplo, de determinar qué títulos de la prensa escrita son admisibles y cuáles no. Crea, además, el delito de “linchamiento mediático”, el mismo subterfugio al que aludió Cristina Kirchner en cadena nacional para responder a las acusaciones contra César Milani por su complicidad con el terrorismo de Estado. El principio rector de la ley de Correa es que el contenido que elaboren y distribuyan los medios debe “respetar los presupuestos constitucionales”. Se trata, palabras más o palabras menos, del mismo principio que Macri ha establecido con su ley votada en la Legislatura sobre “libertad de prensa” y que tuvo el concurso de toda la oposición, especialmente la del sector de Pino Solanas y Carrió. Allí se puede leer que los contenidos deben respetar los principios constitucionales, y en su artículo octavo judicializa lo que entiende como difusión del “odio” -sea “ideológico”, “político” o “social”, todas fórmulas genéricas para justificar la judicialización de la información periodística. Este principio común entre las leyes de Correa y de Macri fue pasado por alto por Jorge Lanata, quien critica la legislación impuesta por el ecuatoriano, después de haber apoyado la iniciativa macrista en la Legislatura. Dejando a Lanata de lado, quedan sobre la mesa las coincidencias estratégicas entre Correa y Macri. De esto surge que la libertad de prensa es una bandera de lucha que debe llevarse delante como parte de una estrategia independiente de los trabajadores.

miércoles, 24 de julio de 2013

El retorno a los noventa

tapa 
El gobierno kirchnerista acaba de firmar un acuerdo de explotación petrolera con la multinacional Chevron.


El pacto les asegura a los pulpos la libertad de exportar una parte del gas extraído, así como la de dejar sus divisas afuera.


Gracias a este acuerdo, los precios del
petróleo, el gas y las naftas se arrimarán a los internacionales. O sea
que tendremos nuevos


tarifazos en los combustibles.


A los aumentos que ya se produjeron en las naftas -de casi el 40% en el último año- sobrevendrán otros.


Estamos ante el retorno a la política petrolera del menemismo.


Durante toda esta década, el
kirchnerismo permitió que los privatizadores que puso Menem vaciaran el
patrimonio petrolero, comenzando por la propia YPF.


A la depredación que ejecutaban Repsol y otros pulpos internacionales, se sumaron los empresarios K.


La intervención a YPF no ha significado el fin del saqueo, sino una reprivatización.

Salió Repsol, entró Chevron.


Los Kirchner, que avalaron la privatización de YPF en los ’90, vuelven a las fuentes.


Para completar el retorno a los noventa, han nombrado a un general del Proceso al frente del Ejército y del espionaje oficial.


¿Qué critican los opositores, desde el Unen a Massa?


Quieren que el acuerdo con Chevron se extienda a toda la industria petrolera.


Sencillamente, piden que el “noventismo” sea consagrado por ley y en forma definitiva.


En su desbarranque, el “modelo” oficial está cada vez más cerca de lo que reclaman sus reaccionarios opositores.


La lucha por la nacionalización integral
 de la industria petrolera, bajo dirección y gestión de sus
trabajadores, es otra poderosa razón para que votemos al Frente de
Izquierda en todo el país.





El gobierno kirchnerista acaba de firmar un acuerdo de explotación petrolera con la multinacional Chevron.
El pacto les asegura a los pulpos la libertad de exportar una parte del gas extraído, así como la de dejar sus divisas afuera.
Gracias a este acuerdo, los precios del petróleo, el gas y las naftas se arrimarán a los internacionales. O sea que tendremos nuevos
tarifazos en los combustibles.
A los aumentos que ya se produjeron en las naftas -de casi el 40% en el último año- sobrevendrán otros.
Estamos ante el retorno a la política petrolera del menemismo.
Durante toda esta década, el kirchnerismo permitió que los privatizadores que puso Menem vaciaran el patrimonio petrolero, comenzando por la propia YPF.
A la depredación que ejecutaban Repsol y otros pulpos internacionales, se sumaron los empresarios K.
La intervención a YPF no ha significado el fin del saqueo, sino una reprivatización.
Salió Repsol, entró Chevron.
Los Kirchner, que avalaron la privatización de YPF en los ’90, vuelven a las fuentes.
Para completar el retorno a los noventa, han nombrado a un general del Proceso al frente del Ejército y del espionaje oficial.
¿Qué critican los opositores, desde el Unen a Massa?
Quieren que el acuerdo con Chevron se extienda a toda la industria petrolera.
Sencillamente, piden que el “noventismo” sea consagrado por ley y en forma definitiva.
En su desbarranque, el “modelo” oficial está cada vez más cerca de lo que reclaman sus reaccionarios opositores.
La lucha por la nacionalización integral de la industria petrolera, bajo dirección y gestión de sus trabajadores, es otra poderosa razón para que votemos al Frente de Izquierda en todo el país.
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martes, 18 de junio de 2013

La Corte Suprema, el árbitro imposible de la crisis política

Corte-Suprema-Integrantes
El fallo de Servini de Cubría, que declara la inconstitucionalidad de la elección popular del Consejo de la Magistratura, representa un salto en la crisis política. Se trata sólo de un fallo de fondo, el cual invalida una ley estratégica para el oficialismo. El fallo de Servini era previsible. La mayor parte de la corporación judicial está sublevada contra el gobierno. Se demostró, de manera categórica, en las elecciones de profesores y graduados de la Facultad de Derecho de la UBA, donde el kirchnerismo fue virtualmente aplastado por una coalición de radicales y derechistas. Tanto los colegios de abogados como las organizaciones que nuclean a los jueces han poblado los juzgados de recursos contra la constitucionalidad de la elección popular del Consejo. Quienes siguen el día a día del libro de pases de la corpo judicial afirman que Justicia Legítima -el bloque K en el Poder Judicial- ha visto reducida su membresía a su mínima expresión. La última acción pública de Justicia Legítima fue hacer lobby para que la Corte Suprema levante el embargo que pesaba sobre la petrolera yanqui Chevrón, por la contaminación de 500 millones de hectáreas en Ecuador. El gobierno decidió enfrentar el fallo de Servini de Cubría con un pedido para que el caso vaya de manera directa a la Corte. Existe una coincidencia en que la Corte ratificaría el fallo de la jueza electoral. Según La Nación, podría habilitar la elección popular de los seis académicos y no la de jueces y abogados, quienes seguirán siendo electos por sus respectivas corporaciones. El premio consuelo para el oficialismo es que tendría, de este modo, una elección nacional que podría usar como plebiscito -si gana, claro. La función de arbitraje que la Constitución asigna a la Corte no la capacita para arbitrar en la crisis política. Las malas noticias del gobierno no vinieron sólo de los Tribunales. La inscripción del bloque político que encabeza Sergio Massa, para competir en las elecciones de la provincia de Buenos Aires, es un golpe para el kirchnerismo, aunque Massa aún no confirmó su propia candidatura. Massa y Scioli fogonean una sucesión de CFK, digitada por el aparato de gobernadores e intendentes electos por el kirchnerismo. La ‘opo’, desde Macri a Binner, festejó el fallo de Servini de Cubría; para ella, ‘la República’ es un gobierno estamentario de jueces inamovibles, quienes eligen a sus propios sucesores y aseguran el predomino de los estudios jurídicos que trabajan con las corporaciones capitalistas. Para defender el régimen estamentario, los Binner han cerrado un acuerdo con los Macri para designar una lista común de consejeros. La República, sin embargo, es que el pueblo elija y tenga derecho a revocar a sus representantes políticos y a que la representación popular se ejerza en todas las actividades de la sociedad, y que la Justicia se convierta en un órgano representativo. El gobierno enfrenta ahora el desafío de encarar la disputa electoral luego de una feroz derrota política y una creciente crisis financiera. De este escenario emerge una polarización en muletas, porque el cristinismo quedaría aislado en su último reducto, mientras la ‘opo’ se autofagocita en una tómbola de ‘internas abiertas’. Una polarización manca es una gran oportunidad para la izquierda revolucionaria, siempre que seamos capaces de clarificar, ante el electorado, la enorme confusión que habrá de generar, frente a las primarias, la proliferación de listas centroizquierdistas y pseudoizquierdistas. Luego, para octubre, la elección podría quedar reducida a tres o cuatro bloques políticos, uno de los cuales deberá ser el Frente de Izquierda y los Trabajadores. El Frente de Izquierda opone a las falsas ‘reformas del Estado’ la perspectiva de un gobierno de trabajadores.

Gabriel Solano

jueves, 6 de junio de 2013

Campaña electoral y crisis política

Acto del Frente de Izquierda, el Primero de Mayo. La izquierda anticapitalista prepara su lista en medio de una crisis de régimen.
La inscripción de las alianzas electorales, el 12 de junio próximo, no será solamente un plazo legal. Será el primer paso de la puesta en escena de las fuerzas políticas que lucharán para determinar la sucesión del kirchnerismo. El segundo paso ocurrirá en agosto, cuando las internas abiertas depuren las listas que pelearán en octubre. Las diferentes clases sociales de Argentina deberán tomar partido por una u otra alternativa, en medio de una crisis de régimen, que involucra un desequilibrio político colosal y la amenaza de ‘ajustes’ de impacto violento.
De aquí al jueves 12, la Corte Suprema deberá decidir si habilita la elección popular del Consejo de la Magistratura -una lista única nacional de académicos, abogados y jueces con la que el oficialismo quiere ‘nacionalizar’ una elección parlamentaria por provincias. Según versiones, el oficialismo buscaría disimular su creciente orfandad política con una lista encabezada por la madre de Marita Verón y por Estela Carlotto. Si la Corte declara la inconstitucionalidad de esta elección, lo que aparece como más probable, el oficialismo quedará como un niño recién llegado al mundo. En ese caso, el gobierno no tendría forma de gambetear una derrota segura en Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la Capital, entre otros distritos. En el caso de la provincia de Buenos Aires, el resultado está condicionado -dicen las consultoras- a la presentación o no de Sergio Massa. El intendente de Tigre ha reclutado a sus punteros, intendentes y empresarios entre viudos y esposos ‘modelo’, como el industrial De Mendiguren o Giustozzi, el intendente papista de Almirante Brown. La lista se completaría con algunos integrantes de la corpo mediática oficial, como el grupo Vila-Manzano.
Massa le ha ofrecido a la base empresarial del kirchnerismo un cambio de frente -sin cepos, ni Báez, ni Cámporas. La especulación inmobiliaria en Tigre es su carta de presentación. El “frente renovador” de Massa no ha renovado nada, es sólo una expresión de la disgregación kirchnerista. Massa fue el primer piloto del pago de la deuda usuraria con el dinero de la Anses.
El kirchnerismo ingresa al proceso electoral bajo ‘libertad vigilada’: está acusado de que “Lázaro es Néstor”. Se dice que ha conservado en el gabinete al fracasado Puricelli para evitar que, como santacruceño, no salga a hablar más de la cuenta. Bajo la presión de su propio derrumbe, el gobierno busca con desesperación el apoyo del pulpo petrolero Chevron, con el cual el venezolano Maduro acaba de cerrar un contrato de explotación. La Corte ha dejado sin efecto los embargos ambientales contra Chevron, acusado de daños ambientales enormes en Ecuador, a pedido de la procuradora Gils Carbó -o sea, de CFK. Pero no existe a la vista la posibilidad de que el pulpo yanqui se interese por Argentina, por las mismas razones que devolvieron a Vale do Rio Doce a Brasil -el reclamo de una devaluación al nivel del mercado paralelo. El dólar Moreno-K va en esa dirección.
Opositores
Por el lado ‘opositor’, hay divergencias de todo tipo.
Pejotistas y macristas penan por llegar a un acuerdo. El macrismo tiene intereses fuertes en la ‘patria inmobiliaria’; el pejoto-lavagnismo, en la burguesía industrial. La formación de un bloque entre Binner, la UCR, Solanas y Carrió se dirimirá por internas en la Capital. La constitución de este bloque ha acentuado el desguace del radicalismo, ya que la derecha de la UCR marchará con Macri, mientras Moreau-Storani han sido cooptados por los K. La Unidad Popular de Lozano y De Gennaro lanzó su corriente nacional al margen del FAP con la presencia de Binner, quien apoyará a los rivales de Lozano. La UP, por lo tanto, se ha convertido en una colectora sin autopista a la vista. Los chavistas de Marea Popular se han aliado con Lozano, el cual sigue en el FAP, cuyo líder, Binner, declaró que prefiere a Capriles en lugar de Maduro. Estos ‘mareados’ son los que denuncian que el Partido Obrero le ‘hace el juego al imperialismo’. El cierre de acuerdos ha dejado en soledad al MST y el PCR, dos grupos que denuncian como sectarios a los que rechazan las malas compañías.
Izquierda
En este nuevo “final de ciclo”, la izquierda anticapitalista prepara su propia lista del Frente de Izquierda, en todo el país, en el marco de un Partido Obrero fuertemente movilizado. Hemos atravesado la etapa preparatoria de las elecciones en forma fecunda, en la que se han combinado discusiones políticas francas y fuertes, y una campaña de nuestro partido que ha crecido en desarrollo desde fines del año pasado.

Marcelo Ramal

domingo, 2 de junio de 2013

asamblea abierta de trabajadores

El 1 de junio se realizó una asamblea abierta de trabajadores de Zona sur con la presencia de Nestor Pitrola y con más de 130 trabajadores.


 




miércoles, 29 de mayo de 2013

Qué festejan

tapa El kirchnerismo se apresta a celebrar sus diez años en el poder.
Pretenderá un festejo que sume por igual a patrones y banqueros, a jóvenes y trabajadores.
Pero el balance es muy diferente para unos y otros.
Los especuladores mantienen sobre el país la carga de la deuda usuraria, tan grande hoy como en los noventa.
Los privatizadores sostienen sus concesiones parasitarias, como en los años menemistas.
Dejaron al país sin petróleo ni trenes. Pero no han soltado sus colmillos del presupuesto público.
Del otro lado, ¿cuáles son las cuentas de la clase obrera?
La pobreza abarca al 27% de las familias.
Casi tres millones están desocupados o subocupados.
Uno de cada tres está precarizado, tercerizado o en negro.
La penuria por la falta de vivienda no ha cesado de aumentar.
Mientras tanto, avanza el acaparamiento capitalista del suelo.
En la semana de festejos, la Presidenta levantó la bandera de los derechos humanos.
Pero es la década de Jorge Julio López y de los 4.000 procesados; del Proyecto X y Luciano Arruga; de las patotas y del asesinato de Mariano Ferreyra.
La Presidenta también celebró la década con un aumento de la asistencia social a trabajadores y desocupados.
Lo pagan confiscando a otros trabajadores, con el recorte de las asignaciones y el impuesto al salario.
“Dime de qué te jactas y te diré de qué adoleces”. Con festejos quieren disimular el agotamiento de una organización social y de su andamiaje político.
Pero la “década” ha sido también el escenario de una lucha tenaz por la independencia política de los explotados, contra la cooptación estatal.
Esa lucha sentó pilares sólidos en los sindicatos, federaciones estudiantiles y barrios.
Apoyémonos en esta lucha para imprimirle a esta nueva crisis nacional una salida obrera y socialista.

viernes, 8 de febrero de 2013

La lucha política de 2013


plan de lucha El año electoral de 2013 debuta con una tasa de inflación del 30% anual y con una corrida contra el peso que refleja la presión de la burguesía en favor de una mega devaluación.
La disparada del dólar en el mercado paralelo ha dejado de ser ‘marginal’ o confinada a turistas, pues pasó a representar de cinco a cuarenta millones de dólares en algunas jornadas. La salida de capitales a través de la Bolsa, donde se mueven centenares de millones, cotiza el dólar a niveles similares al paralelo. El fundamento de esta corrida es la constatación de que el Banco Central no tendría reservas suficientes para hacerle frente. Otras manifestaciones fuertes de esa presión devaluatoria son la suspensión de operaciones por parte de la minera brasileña Vale do Río Doce, en el sur de Mendoza, y la retención de soja de exportación por parte de los capitalistas agrarios. Un parate exportador sellaría la suerte del peso. Incluso la ‘nacionalizada YPF pretende una devaluación de la moneda, porque esto aumentaría sus ingresos por exportación y colmaría, al menos en parte, el déficit que tiene de capital de trabajo y de inversión. Según el propio jefe de la Afip, las petroleras han dejado de exportar o están subfacturando las ventas (los dólares que retienen por esta vía son liquidados en el paralelo). Un allegado a los K, de la empresa de motos Zanello, acaba de declarar en el Cronista que “el costo laboral nos está matando”, en alusión a su equivalente en moneda extranjera. En este cuadro de conjunto se asienta la advertencia de un ‘Rodrigazo’. Un elemento adicional, aunque para nada menos importante, es la certeza de que a finales de mes saldrá un fallo desfavorable a Argentina en los tribunales de Nueva York, por la deuda que quedó fuera del canje. La factura, en este caso de 12 mil millones de dólares, es impagable. La deuda externa ha ingresado en su enésima crisis.
Las paritarias
Nada retrata mejor la crisis fiscal y financiera que la decisión del gobierno de insistir en la confiscación impositiva al salario, incluidas las asignaciones familiares. En el marco de esas detracciones (a las que hay que sumar impuestazos y tarifazos de todo tipo), la pretensión oficial de imponer un techo del 20% de aumento en los salarios ha puesto en crisis a las paritarias. El gobierno extorsiona a las burocracias sindicales a que se animen a declarar una huelga general. Estas burocracias tienen el ojo puesto en la corrida cambiaria, para determinar el momento en que la burguesía devaluacionista dé la orden de ir hasta el final. No es casual que Lescano, de Luz y Fuerza, esté insinuando una ruptura con la CGT oficial, aunque todavía más relevante es la salida de ella de la burocracia de la UTA, la cual está alineada con descaro en el bando macrista. El gobierno asiste impotente a esta ofensiva e incluso echa lastre frente a ella, como lo demuestra la autorización a las mineras para girar dividendos al exterior y la propuesta de reabrir el canje a los fondos buitres.
En lugar de preparar una huelga general contra los impuestazos al salario, en defensa de las paritarias y contra la devaluación del peso, Micheli -de la CTA-, acaba de anunciar una marcha para mediados de marzo. Sin embargo, sólo una huelga general puede hacer retroceder al gobierno en su política confiscatoria del salario y contra las paritarias. Es también la única vía real para quebrar la ofensiva devaluatoria de los capitalistas. Los sindicatos deberían presentar un plan alternativo a la devaluación, el cual debe arrancar por un control obrero generalizado de las grandes empresas, de los bancos y de los exportadores. Los puertos argentinos son un colador de la malversación del comercio exterior.
Las elecciones
Además de lo señalado, se observa una fractura del bloque empresarial oficial. Dos meses después de haber sido vendida al más K de los empresarios K (Cristóbal López), la mañana de Radio 10 organizó el lanzamiento político del tándem de Sergio Massa y Daniel Scioli, con vistas a suceder al kirchnerismo en 2015. Este binomio se perfila como el ‘plan B’ de cualquier salida: sea de la sucesión del cristinismo, sea de una fórmula de oposición. Scioli y Massa ya han demostrado que pueden trabajar para quien mejor les pague.
Pero la crisis nacional tiene en las provincias su centro principal y Buenos Aires está en primer lugar. Las escaramuzas entre los K y los Scioli se desarrollan sobre un Titanic, que puede hacer explotar a la provincia. Antes de fin de mes deberá quedar definida la paritaria docente y se verá quién -si CFK o Scioli- pestañea primero.
El proceso electoral de 2013 va atado a esta vasta crisis social y política. Una campaña electoral de la izquierda deberá ser, antes que nada, una campaña de clarificación de esta crisis, de definición de una salida política y programática, y de organización efectiva de los trabajadores con vistas a un plan de lucha de conjunto.
El desequilibrio económico descomunal, que se profundiza cada día, plantea un radical ajuste de las condiciones sociales. No es esto lo que está en disputa, sino qué clase social lo realiza y en beneficio de quién. El ajuste capitalista entrañará un ataque colosal contra los trabajadores, por lo que resulta necesario uno que haga pagar la crisis a los capitalistas, mediante el control obrero de la economía y la nacionalización de los sectores básicos, sin resarcimiento a los que han desplumado al país.
Acertadamente, desde finales de 2012, hemos lanzado la campaña electoral a través de nuestros candidatos principales. Este lanzamiento ha hecho las veces de delimitación política. El conjunto del Frente de Izquierda debe incorporarse a esta movilización y atraer a nuestro campo a nuevos sectores, los que se ven forzados a realinearse frente a la aceleración del proceso político. El derrumbe del régimen existente es evidente en todo el mundo -Grecia, España, Italia, Egipto- y la lista crece. La campaña de 2013 debe superar los límites electorales para transformarse en una batalla de poder.

Marcelo Ramal

jueves, 7 de febrero de 2013

Sumate a una alternativa de izquierda en 2013

A  nadie se le escapa que Argentina se encuentra condicionada por contradicciones insostenibles. Una carestía de más del 30 por ciento al año demuele los ingresos de los trabajadores. Un déficit fiscal, del orden de los 100 mil millones de pesos, no encuentra otro financiamiento más que el de los fondos de la Anses y la emisión del Banco Central (una deuda que jamás será cancelada), lo que ha dado lugar (por lo cual es, hasta cierto punto más grave) a la imposición permanente de un impuesto a los salarios. Esta misma crisis fiscal ha llevado al abuso extremo de hurtar tres puntos del ajuste semestral a los jubilados, quienes en un 70 por ciento recibe menos de 1.900 pesos al mes. Una importación de petróleo y gas por 12 mil millones de dólares, resultado de un gigantesco vaciamiento energético, arrasa con las reservas internacionales y ha forzado al gobierno a establecer un ‘cepo cambiario’, el cual ha provocado una enorme devaluación del peso. Un 35 por ciento de los trabajadores se encuentra en negro y son aún más los tercerizados y precarios, lo que significa salarios menores y una carencia de protección previsional y sanitaria. Un 70 por ciento de la masa laboral gana en promedio 3.000 pesos al mes; la desocupación no es ‘de un dígito’ (como propalan los punteros del oficialismo), sino de alrededor de un 15 por ciento de la población activa -una vez que se incluya ahí a los que trabajan en los planes sociales. Con la subocupación, el desempleo real supera el 20 por ciento. En 2012, la población ocupada en empleos reales cayó en 300 mil personas. La deuda pública (con los acreedores internacionales, la Anses, el Banco Central y el Nación) pasó la línea de los 200 mil millones de dólares, sin contar los intereses. Esto significa un aumento del 40 por ciento, luego de una década de ‘desendeudamiento’.
Crisis política
Estamos frente a algo más que al enésimo fracaso de una tentativa ‘nacional y popular’. El proyecto formulado por Néstor Kirchner -”reconstruir la burguesía nacional”- se ha consumido en una masa irrecuperable de subsidios, en la formación de un ‘capitalismo de amigos’, en el vaciamiento energético y en una descomunal corrupción. El llamado de socorro al pulpo de Rockefeller, la estadounidense Chevron, es un testimonio del derrumbe de la pretendida ‘recuperación de soberanía’ y la confesión expresa de que la estatización parcial de YPF no es otra cosa que una reprivatización.
Es falso lo que dicen los pseudo opositores -quienes han gobernado y hundido al país en las gestiones pasadas- de que la catástrofe actual es la consecuencia exclusiva de ‘una mala gestión económica’. Es, por sobre todo, una expresión de la bancarrota del capitalismo, cuyo alcance es mundial. No hay que olvidar que ‘la gestión K’ fue, en su comienzo, una respuesta a la bancarrota de 2001/2, cuyo epicentro fue mundial (la crisis de Asia y Rusia, en 1997/9; la norteamericana, en 2000/2; la brasileña -fulminante-, a partir de 1999). La gestión K es una copia de la gestión Obama o de la gestión Merkel: emisión de billones y billones de dólares y de euros para rescatar a un capital quebrado y subsidiar una fracasada ‘recuperación económica’. Centenares de millones de desocupados y jubilados están pagando en el mundo la factura del rescate capitalista. La ‘mala gestión K’ es un producto derivado de las contradicciones insuperables que plantea la crisis capitalista.
Nosotros, la izquierda, nos plantamos no solamente frente a una crisis de gobierno, sino frente a una crisis de sistema.
Quién es quién
Esta es la diferencia fundamental que nos separa de la pseudo oposición representada por los Binner, Macri o De Narváez, o de la que pretende encarnar Scioli desde el oficialismo. Incluso de ‘Pino’ Solanas, quien aboga por un frente con un agente asumido del gran capital agrario -como lo es Hermes Binner.
Más prosaicamente: ¿quiénes son los responsables de los aumentos siderales del ABL, los impuestos a la vivienda, las tasas municipales o las tarifas del transporte? ¿No son los Binner, Macri, De la Sota y la ristra de gobernadores oficialistas? ¿No son ellos mismos los que aumentan en forma vertiginosa los endeudamientos de las provincias con bonos que se ajustan al dólar? ¿No es esta deuda creciente la que permite sacar capitales del país y la que convierte una deuda interna en una deuda internacional?
Esta pseudo oposición se divide en dos bloques: el ‘centroderecha’, que plantea un retorno al menemismo, y el ‘centroizquierda’, que quiere reconstituir la Alianza. Hugo Moyano, que alguna vez dijo que debían gobernar los trabajadores, fogonea una alianza con De Narváez y De la Sota. La burocracia sindical, ella misma empresaria, se alinea con los partidos capitalistas que ya han fracasado en forma reiterada. En el centro del programa de estos dos bloques hay un punto de fierro: un violento ‘ajuste’ contra los trabajadores para viabilizar una megadevaluación del peso. ¡Es el camino que ya recorre el gobierno!
Nosotros, la izquierda, decimos: está en juego, en la presente crisis, un nuevo giro estratégico de la burguesía nacional, cuyos platos rotos pagarán (y ya están pagando) los trabajadores. Es necesaria una acción autónoma de las fuerzas del trabajo y de la juventud para desbaratar estos planes. Asimismo, la posibilidad de una acción política autónoma de los trabajadores no pasa por la burocracia sindical o sus voceros, sino por la unión de los trabajadores con la izquierda que lucha y organiza los lugares de trabajo y los espacios de la juventud.
Elecciones y luchas
Las elecciones de 2013 están marcadas como punto de definición de la presente crisis política. Este hecho nos plantea lanzar desde ya la campaña electoral de la izquierda, para que las elecciones no sean una disputa entre los mismos perros con distinto collar. También para que las mismas sirvan para abrir paso a una nueva alternativa histórica. Los trabajadores tampoco esperan las elecciones con los brazos cruzados, como lo demuestran las movilizaciones de 2012 y la primera huelga general contra el gobierno K. ¡No pueden tampoco paralizarse, cuando la inflación es galopante, se suman tarifazos e impuestazos, y el gobierno quiere reglamentar las paritarias más de lo que ha hecho en los años previos! Los sectores populares más vulnerables han iniciado acciones desesperadas (saqueos a supermercados) ante el derrumbe de los planes sociales y las disputas de los intendentes y gobernadores oficialistas. Este protagonismo obrero y popular refuerza la importancia estratégica de las elecciones de 2013. Nosotros, la izquierda, planteamos insistentemente -en contraste con el inmovilismo o las acciones aisladas, y con la política de subordinación de las burocracias a los partidos de la pseudo oposición- un plan de lucha. No solamente esto: ¡planteamos intervenir en estas luchas como una alternativa política actuante y no como un factor de presión sindical! Uno de los factores más importantes para conseguir la victoria de las luchas que jalonarán 2013 es la conciencia política con la que participen en ella una masa cada vez mayor de trabajadores.
Iniciamos esta campaña electoral, también, para sacudir el inmovilismo o la vacilación que existe en las filas de la izquierda, incluso el apoliticismo. Toda crisis plantea una cuestión de poder. La izquierda no puede ignorarla: tiene la obligación de determinar su política frente a esta cuestión. La campaña electoral de 2011 sacó a la izquierda de la marginalidad política, pero aún estamos lejos de ocupar el centro del escenario -incluso cuando nuestra influencia crece a pasos firmes en los lugares de trabajo y de estudio, en los movimientos ambientales y de la cultura, así como en sindicatos y organizaciones masivas. El año 2013 plantea la posibilidad de una revolución política en el tablero nacional, si la izquierda se empeña a fondo en el desarrollo de una campaña autónoma, estrechamente ligada a los trabajadores y a la juventud. Esa revolución política -convertir a la izquierda en un movimiento de masas- es la que convertirá a los trabajadores en una alternativa de poder.
VENI CON NOSOTROS, LA IZQUIERDA.
NESTOR PITROLA, candidato a diputado por la Provincia de Buenos Aires
JORGE ALTAMIRA, candidato a diputado por la Ciudad de Buenos Aires.