En 1964, un grupo de militantes extremadamente jóvenes (los mayores tenían poco más de 20 años) funda el grupo “Política Obrera”, que toma su nombre del periódico que edita. El grupo se reclama “marxista-leninista-trotskista” y se propone la “construcción de un partido obrero”, es decir, la construcción de organización de la clase obrera políticamente independiente de los partidos de los patrones (el PJ y la UCR).
“Política Obrera” surge en oposición a las dos tendencias fundamentales que dominaban a la izquierda de la época: de un parte, la disolución en el peronismo (al que se concebía como un movimiento policlasista, en el cual la clase obrera podía ganar su dirección); de otra parte, el foquismo (guerrillerismo) (que oponía la formación de grupos armados a la necesidad de organizar políticamente a los trabajadores en un partido político).
Las previsiones estratégicas establecidas el 1964 en las primeras ediciones de “Política Obrera” orientan toda la actividad de la nueva organización, hasta nuestros días: el propósito estratégico del Partido Obrero sigue siendo, porque es una tarea todavía pendiente, la “construcción de un partido obrero”.
Desde sus mismos orígenes, “Política Obrera” inicia su militancia en la clase obrera, donde construye agrupamientos en los principales sindicatos (mecánicos, metalúrgicos, textiles, vestido, vidrio, petroleros, gráficos, carne, ferroviarios). También comienza a extenderse en el ámbito juvenil (donde se funda la Tendencia Estudiantil Revolucionaria Socialista - TERS). En esta etapa, “Política Obrera” comienza a desarrollarse territorialmente: Bahía Blanca, La Plata, Córdoba, Rosario.
Compañeros cordobeses de “Política Obrera” -organizados en Vanguardia Obrera Mecánica (VOM) y Vanguardia Metalúrgica (VM)- juegan un papel sustantivo en los sucesos que llevan al Cordobazo (29 de mayo de 1969).
Gracias a actuación en la gran movilización cordobesa, “Política Obrera” y sus militantes juegan un papel destacado en lo que dio en llamarse el “clasismo” que consistió en la irrupción en la escena nacional de una nueva camada de activistas, delegados y dirigentes sindicales que repudiaban a la vieja burocracia sindical y que basaban su accionar en la democracia sindical de bases y en los métodos de la lucha de clases (la asamblea obrera, la huelga y la ocupación de plantas).
Uno de los puntos más destacados del movimiento sindical clasista de esta época fue el “Congreso Nacional Clasista” convocado por el Sitrac-Sitram (el sindicato de los trabajadores de las plantas de Fiat en Córdoba) en 1972. “Política Obrera” concurrió a este Congreso con la mayor delegación (entre todas las corrientes de la izquierda) y planteó la necesidad de organizar una “tendencia clasista nacional”. Fue derrotada por el voto conjunto de las tendencias peronistas (que planteaban que todas las luchas obreras debían subordinarse al inminente retorno de Perón) y las tendencias foquistas (que planteaban la “guerra popular” contra la perspectiva de una organización obrera independiente). Los sucesos de los próximos años habrían de demostrar que estas dos perspectivas estratégicas estaban condenadas al fracaso.
Del retorno de Perón al golpe del 76
Uno de las tesis políticas fundamentales del grupo que fundó “Política Obrera” en 1964 fue la caracterización de Perón como un instrumento de la burguesía y los explotadores contra el movimiento obrero. En línea con esta caracterización, “Política Obrera” denunció que Perón volvía a la Argentina (en 1972) y al gobierno (en 1973) como la única alternativa con que contaban las patronales para derrotar el ascenso obrero y combativo iniciado en 1969 con el Cordobazo. A diferencia de todos los agrupamientos de izquierda (peronista y no peronista), “Política Obrera” se opuso a calificar el retorno de Perón como “una victoria popular”.
En 1973, con una organización todavía extremadamente joven y con poca experiencia política, PO no participó en las elecciones presidenciales de marzo de 1973 y llamó a votar en blanco. En las elecciones que se celebraron en setiembre, “Política Obrera” llamó las organizaciones obreras y de la izquierda combativa a poner en pie una lista clasista para enfrentar al binomio Perón-Perón. Su llamado no tuvo eco en una izquierda que, unánimemente, consideraba al retorno de Perón como una “victoria popular”.
“Política Obrera”, nadando contra la corriente, continuó jugando un papel de importancia en las luchas por la recuperacuión de los sindicatos que se libraron en ese período. La TERS -que en un Congreso de 1972 resolvió llamarse Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS) y extender su militancia de la juventud estudiantil a la juventud trabajadora y de los barrios- se convirtió en la primera minoría en varios Centros de Estudiantes de facultades de la UBA (Económicas, Exactas) y en varios colegios secundarios (Nacional Buenos Aires, Carlos Pellegrini).
“Política Obrera” intervino activamente en la lucha de los metalúrgicos de Villa Constitución (1974) contra la intervención de su sindicato el gobierno de Perón-Isabel-López Rega, donde una lista clasista había desplazado a la burocracia sindical de Lorenzo Miguel. Militantes de PO, especialmente en La Matanza y en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, tuvieron un papel muy destacado en las Coordinadoras Fabriles que en 1975 desarrollaron la huelga general contra el gobierno de Isabel Perón. Esta huelga general, que duró varios días y terminó volteando del gobierno a José López Rega (el creados de la trístemente célebre “Triple A”), fue la primera que protagonizó la clase obrera argentina contra unb gobierno peronista.
En esta etapa, “Política Obrera” sufrió los ataques de los grupos paramilitares creados por el gobierno peronista para exterminar a los activistas clasistas y militantes de izquierda. Varios de sus locales fueron volados por bombas y dos de sus militantes más destacados -Jorge Fiher y Migel Angel Bufano, delegados generales de la fábrica de pintura Miluz, en la zona norte del Gran Buenos Aires- fueron secuestrados y asesinados por la “Triple A”.
“Política Obrera” y su lucha contra la dictadura militar
“Política Obrera” caracteriza que el gobierno militar que asume el poder en marzo de 1976 venía no a “combatir a la guerrilla” sino a terminar con la obra que el gobierno de Perón e Isabel no había logrado consumar: acabar con el ascenso obrero y clasista iniciado en el Cordobazo. Por eso, las principales víctimas de la represión militar son los delegados de fábrica, los activistas de base y los militantes juveniles, contra los que el gobierno utiliza los mismos métodos terroristas que había comenzado a utilizar el gobierno de Perón, Isabel y López Rega.
En marzo de 1976, el gobierno golpista de Videla-Massera decreta la ilegalidad de PO y comienza a perseguir activamente a sus militantes. A pesar de las enormes dificultades, PO continúa desplegando su actividad política aunque, obligado por las circunstancias, debe hacerlo en forma clandestina. Continúa editando regularmente su periódico “Política Obrera” (que por esa época ya llevaba publicados más de 300 números) y participa activamente en la reorganización del movimiento obrero, sindical y estudiantil duramente golpeado por la represión militar.
“Política Obrera” interviene activamente en las primeras huelgas contra la dictadura (la de Luz y Fuerza de fines de 1976; la ferroviaria de la primavera de 1977) y edita un boletín sindical (“Qué pasa en las empresas”).
Militantes de PO -entre ellos Catalina Guagnini, madre de dos desaparecidos- toman la iniciativa de fundar “Familiares de Desaparecidos por Razones Políticas”, la primera organización que milita activamente por la denuncia de los crímenes de los militares y por el juicio y castigo de los culpables. En esta época, PO edita y distribuye clandestinamente en todo el país el informe presentado por “Familiares ...” a los representantes de la OEA, en el que se denuncian varios miles de desapariciones de trabajadores y estudiantes. Se trata de la primera denuncia general del régimen de terrorismo de Estado montado por los militares y de la primera gran brecha qye se abre en el “muro de silencio” que rodeaba a la represión militar, tanto dentro como fuera de Argentina. PO también publica un boletín (llamado “Libertades”) en el que se denuncia sistemáticamente el genocidio militar.
Por desarrollar esta esforzada lucha democrática, clasista y antidictatorial, más de una decena de militantes de PO fueron secuestrados y asesinados por la dictadura.
En 1982, cuando la dictadura de Galtieri ocupa las Malvinas, PO la denuncia como un intento desesperado de encontrarle una “salida” a la dictadura que se hundía. Pero cuando Gran Bretaña envía la flota contra la Argentina, “Política Obrera” llama a la “movilización de la nación contra la agresión imperialista” y reclama la ruptura de todos los lazos políticos, militares y económicos no sólo con Gran Bretaña sino con el imperialismo en su conjunto (que respalda la agresión inglesa) y el no pago de la deuda externa y la expropiación del gran capital imnperialista en Argentina como una medida contra la agresión. Denunciamos la incapacidad de los militares para derrotar al imperialismo y su segura capitulación ante los ingleses.
El Partido Obrero
Derrotada la dictadura en Malvinas y abierto la “democratización”, a fines de 1982 “Política Obrera” realiza su tercer Congreso (los anteriores se habían realizado en 1975 y en 1978). Allí resuelve presentarse a elecciones para impulsar más ampliamente la “construcción de un partido obrero” y la lucha por la independencia política de la clase obrera.
Como la legislación electoral de 1982, establecida por la dictadura, obligaba a los partidos que fueron ilegalizados en 1976 a cambiar su nombre, el Congreso de “Política Obrera” decide concurrir a las elecciones con el nombre de “Partido Obrero”. Así nace el Partido Obrero, que es la continuidad política y organizativa de aquel grupo que fue fundado en 1964.
En las elecciones de 1983, la fórmula del PO estuvo encabezada por Gregorio Flores (antiguo dirigente clasista cordobés, miembro de la dirección del Sitrac-Sitram en la década del 70) y Catalina Guagnini (presidente de “Familiares ...”). La consigna del PO es esas elecciones fue “trabajador vote trabajadores”. Aunque el PO obtuvo pocos votos (apenas unos 30.000), la campaña sirvió para extender nacionalmente al Partido (desde Jujuy a Tierra del Fuego; desde Buenos Aires a Mendoza) y para desarrollarse en los prinicpales gremios, escuelas y universidades de todo el país.
El PO desarrolló una sistemática oposición al gobierno de Alfonsín, al que carcaterizó como “un gobierno de banqueros y capitalistas” y denunció sistemáticamente su capitulación ante el imperialismo (en la cuestión de la deuda externa) y ante los militares (Punto Final, Obediencia Debida, Semana Santa de 1987).
Historia reciente
En 1989, el PO concurrió a las elecciones con una fórmula encabezada por Jorge Altamira, uno de los veinteañeros que en 1964 fundó “Política Obrera”.
Durante la campaña electoral, Altamira hizo dos denuncias fundamentales en la TV: que “si vota a Menem, le va a salir un Alsogaray” (anticipando la oleada de privatizaciones y entregas “liberales” al capital extranjero por parte del gobierno peronista) y que “el gobierno menemista viene a acabar con la conquista fundamental del movimiento obrero: la estabilidad laboral” (denunciando la hipocresía del “salariazo” y anticipando la andadana de ataques menemistas a las conquistas del movimiento obrero). En las elecciones del 89, el PO obtuvo poco más de 80.000 votos.
Poco después de las elecciones, con el gobierno radical en desbandada y la economía en la hiperinflación, el PO fue acusado de “organizar los saqueos a los supermercados” que tuvieron lugar en mayo/junio de 1989. Su dirección fue detenida en la propia Casa Rosada (donde había concurrido a denunciar ante el Ministerio del Interior que el propio gobierno era el responsable de los saqueos). A pesar de la montaña de infamias y “pruebas” truchas presentadas por los servicios de inteligencia contra el PO, los militantes del Partido Obrero fueron liberados y sobreseidos de los cargos en su contra.
Bajo el gobierno menemista, el PO no sólo se opuso frontalmente a su política de entrega de las riquezas y los recursos nacionales al gran capital imperialista, a las privatizaciones, a la destrucción de la salud y la educación pública, a la privatización de la jubilación y a la liquidación de las conquistas sociales y laborales del movimiento obrero. Además, denunció que esta política -lejos de llevar a la “solución” que prometía el gobierno- iba a agravar todos y cada uno de los problemas de la Argentina: la dependencia del exterior (hoy el sistema bancario e industrial está en manos del capital extranjero); la deuda pública (hoy es la más alta de toda la historia); la fragilidad de la economía del país (hoy la recesión lleva más de un año); la desocupación y la reducción de los salarios y jubilaciones (la primera en su nivel más alto de la historia; los segundos en el más bajo); el retroceso educativo y sanitario; la miseria y la polarización social y las condiciones esclavistas de trabajo (trabajo en negro, contratos precarios).
Esta oposición sistemática y principista al régimen menemista llevó al Partido Obrero a participar y protagonizar las principales luchas del movimiento popular contra el actual gobierno: las luchas contra las privatizaciones (en ferrociarios, en telefónicos); las luchas docentes, las puebladas de Neuquén, Cutral Co y Jujuy; las luchas contra la impunidad de los crímenes del menemismo (María Soledad, Cabezas, “gatillo fácil); las luchas del movimiento obrero contra los despidos (como las de los mecánicos de Córdoba o de los obreros gráficos de Editiorial Atlántida); la lucha por la organización de un movimiento de desocupados y por la organización de las barriadas obreras. El PO y la UJS intervinieron también activamente en el movimiento estudiantil, especialmente en la lucha por poner en pie una Coordinadora de Estudiantes Secundarios de Capital y Gran Buenos Aires (que organice a los Centros de los colegios de estos distritos) y por la formación de Centros de Estudiantes en numerosos colegios.
En las elecciones realizadas en 1997, el PO obtuvo 150.000 votos en todo el país y se convirtió, en ese momento y hasta hoy, en la fuerza de izquierda más grande y poderosa de toda la Argentina.
La IVa Internacional
Desde su fundación, “Política Obrera” y luego el Partido Obrero libraron una lucha ideológica y política por la organización de un partido obrero internacional que defendiera la estrategia de la revolución socialista mundial. Esta lucha se sintetizó en la consigna de “refundar la IVa Internacional”, que fuera fundada por el dirigente socialista León Trotsky en 1938 y que luego se fragmentara en numerosas tendencias y agrupamientos.
Luego de atravesar distintas etapas en esta construcción política, desde 1997 el Partido Obrero se halla embarcado en una campaña internacional por la “refundación de la IVa Internacional”, junto con otras organizaciones como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (de Grecia), la Liga Obrera Marxista (de Turquía), la Liga Trotskista (de los Estados Unidos), la Asociación Marxista Revolucionaria “Proposta” (de Italia), el Partido de la Causa Operaria (de Brasil), el Partido de los Trabajadores (de Uruguay), la Oposición Trotskista (de Bolivia), el Comité Constructor de un Partido Obrero (de Chile) y el Colectivo En Defensa del Marxismo (de España).
El presente
El Partido Obrero se presenta a las elecciones presidenciales de 1999 con una formula compuesta por Jorge Altamira y Pablo Rieznik (docente universitario, dirigente del gremio de los docentes universitarios de la UBA). Presenta candidatos a diputados y gobernadores en 14 de los 25 distritos del país y a cargos municipales en más de 200 comunas en todo el territorio nacional.
El PO edita el periódico “Prensa Obrera” (que se acerca a las 650 ediciones, con una tirada semanal de 10.000 ejemplares y cerca de 4.000 suscriptores) y la revista En Defensa del Marxismo. Otras publicaciones editadas por el PO son “La Caldera” (revista de la Unión de Juventudes por el Socialismo) y “Trabajadoras” (revista del Plenario Autoconvocado de Mujeres Trabajadoras).
“Política Obrera” surge en oposición a las dos tendencias fundamentales que dominaban a la izquierda de la época: de un parte, la disolución en el peronismo (al que se concebía como un movimiento policlasista, en el cual la clase obrera podía ganar su dirección); de otra parte, el foquismo (guerrillerismo) (que oponía la formación de grupos armados a la necesidad de organizar políticamente a los trabajadores en un partido político).
Las previsiones estratégicas establecidas el 1964 en las primeras ediciones de “Política Obrera” orientan toda la actividad de la nueva organización, hasta nuestros días: el propósito estratégico del Partido Obrero sigue siendo, porque es una tarea todavía pendiente, la “construcción de un partido obrero”.
Desde sus mismos orígenes, “Política Obrera” inicia su militancia en la clase obrera, donde construye agrupamientos en los principales sindicatos (mecánicos, metalúrgicos, textiles, vestido, vidrio, petroleros, gráficos, carne, ferroviarios). También comienza a extenderse en el ámbito juvenil (donde se funda la Tendencia Estudiantil Revolucionaria Socialista - TERS). En esta etapa, “Política Obrera” comienza a desarrollarse territorialmente: Bahía Blanca, La Plata, Córdoba, Rosario.
Compañeros cordobeses de “Política Obrera” -organizados en Vanguardia Obrera Mecánica (VOM) y Vanguardia Metalúrgica (VM)- juegan un papel sustantivo en los sucesos que llevan al Cordobazo (29 de mayo de 1969).
Gracias a actuación en la gran movilización cordobesa, “Política Obrera” y sus militantes juegan un papel destacado en lo que dio en llamarse el “clasismo” que consistió en la irrupción en la escena nacional de una nueva camada de activistas, delegados y dirigentes sindicales que repudiaban a la vieja burocracia sindical y que basaban su accionar en la democracia sindical de bases y en los métodos de la lucha de clases (la asamblea obrera, la huelga y la ocupación de plantas).
Uno de los puntos más destacados del movimiento sindical clasista de esta época fue el “Congreso Nacional Clasista” convocado por el Sitrac-Sitram (el sindicato de los trabajadores de las plantas de Fiat en Córdoba) en 1972. “Política Obrera” concurrió a este Congreso con la mayor delegación (entre todas las corrientes de la izquierda) y planteó la necesidad de organizar una “tendencia clasista nacional”. Fue derrotada por el voto conjunto de las tendencias peronistas (que planteaban que todas las luchas obreras debían subordinarse al inminente retorno de Perón) y las tendencias foquistas (que planteaban la “guerra popular” contra la perspectiva de una organización obrera independiente). Los sucesos de los próximos años habrían de demostrar que estas dos perspectivas estratégicas estaban condenadas al fracaso.
Del retorno de Perón al golpe del 76
Uno de las tesis políticas fundamentales del grupo que fundó “Política Obrera” en 1964 fue la caracterización de Perón como un instrumento de la burguesía y los explotadores contra el movimiento obrero. En línea con esta caracterización, “Política Obrera” denunció que Perón volvía a la Argentina (en 1972) y al gobierno (en 1973) como la única alternativa con que contaban las patronales para derrotar el ascenso obrero y combativo iniciado en 1969 con el Cordobazo. A diferencia de todos los agrupamientos de izquierda (peronista y no peronista), “Política Obrera” se opuso a calificar el retorno de Perón como “una victoria popular”.
En 1973, con una organización todavía extremadamente joven y con poca experiencia política, PO no participó en las elecciones presidenciales de marzo de 1973 y llamó a votar en blanco. En las elecciones que se celebraron en setiembre, “Política Obrera” llamó las organizaciones obreras y de la izquierda combativa a poner en pie una lista clasista para enfrentar al binomio Perón-Perón. Su llamado no tuvo eco en una izquierda que, unánimemente, consideraba al retorno de Perón como una “victoria popular”.
“Política Obrera”, nadando contra la corriente, continuó jugando un papel de importancia en las luchas por la recuperacuión de los sindicatos que se libraron en ese período. La TERS -que en un Congreso de 1972 resolvió llamarse Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS) y extender su militancia de la juventud estudiantil a la juventud trabajadora y de los barrios- se convirtió en la primera minoría en varios Centros de Estudiantes de facultades de la UBA (Económicas, Exactas) y en varios colegios secundarios (Nacional Buenos Aires, Carlos Pellegrini).
“Política Obrera” intervino activamente en la lucha de los metalúrgicos de Villa Constitución (1974) contra la intervención de su sindicato el gobierno de Perón-Isabel-López Rega, donde una lista clasista había desplazado a la burocracia sindical de Lorenzo Miguel. Militantes de PO, especialmente en La Matanza y en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, tuvieron un papel muy destacado en las Coordinadoras Fabriles que en 1975 desarrollaron la huelga general contra el gobierno de Isabel Perón. Esta huelga general, que duró varios días y terminó volteando del gobierno a José López Rega (el creados de la trístemente célebre “Triple A”), fue la primera que protagonizó la clase obrera argentina contra unb gobierno peronista.
En esta etapa, “Política Obrera” sufrió los ataques de los grupos paramilitares creados por el gobierno peronista para exterminar a los activistas clasistas y militantes de izquierda. Varios de sus locales fueron volados por bombas y dos de sus militantes más destacados -Jorge Fiher y Migel Angel Bufano, delegados generales de la fábrica de pintura Miluz, en la zona norte del Gran Buenos Aires- fueron secuestrados y asesinados por la “Triple A”.
“Política Obrera” y su lucha contra la dictadura militar
“Política Obrera” caracteriza que el gobierno militar que asume el poder en marzo de 1976 venía no a “combatir a la guerrilla” sino a terminar con la obra que el gobierno de Perón e Isabel no había logrado consumar: acabar con el ascenso obrero y clasista iniciado en el Cordobazo. Por eso, las principales víctimas de la represión militar son los delegados de fábrica, los activistas de base y los militantes juveniles, contra los que el gobierno utiliza los mismos métodos terroristas que había comenzado a utilizar el gobierno de Perón, Isabel y López Rega.
En marzo de 1976, el gobierno golpista de Videla-Massera decreta la ilegalidad de PO y comienza a perseguir activamente a sus militantes. A pesar de las enormes dificultades, PO continúa desplegando su actividad política aunque, obligado por las circunstancias, debe hacerlo en forma clandestina. Continúa editando regularmente su periódico “Política Obrera” (que por esa época ya llevaba publicados más de 300 números) y participa activamente en la reorganización del movimiento obrero, sindical y estudiantil duramente golpeado por la represión militar.
“Política Obrera” interviene activamente en las primeras huelgas contra la dictadura (la de Luz y Fuerza de fines de 1976; la ferroviaria de la primavera de 1977) y edita un boletín sindical (“Qué pasa en las empresas”).
Militantes de PO -entre ellos Catalina Guagnini, madre de dos desaparecidos- toman la iniciativa de fundar “Familiares de Desaparecidos por Razones Políticas”, la primera organización que milita activamente por la denuncia de los crímenes de los militares y por el juicio y castigo de los culpables. En esta época, PO edita y distribuye clandestinamente en todo el país el informe presentado por “Familiares ...” a los representantes de la OEA, en el que se denuncian varios miles de desapariciones de trabajadores y estudiantes. Se trata de la primera denuncia general del régimen de terrorismo de Estado montado por los militares y de la primera gran brecha qye se abre en el “muro de silencio” que rodeaba a la represión militar, tanto dentro como fuera de Argentina. PO también publica un boletín (llamado “Libertades”) en el que se denuncia sistemáticamente el genocidio militar.
Por desarrollar esta esforzada lucha democrática, clasista y antidictatorial, más de una decena de militantes de PO fueron secuestrados y asesinados por la dictadura.
En 1982, cuando la dictadura de Galtieri ocupa las Malvinas, PO la denuncia como un intento desesperado de encontrarle una “salida” a la dictadura que se hundía. Pero cuando Gran Bretaña envía la flota contra la Argentina, “Política Obrera” llama a la “movilización de la nación contra la agresión imperialista” y reclama la ruptura de todos los lazos políticos, militares y económicos no sólo con Gran Bretaña sino con el imperialismo en su conjunto (que respalda la agresión inglesa) y el no pago de la deuda externa y la expropiación del gran capital imnperialista en Argentina como una medida contra la agresión. Denunciamos la incapacidad de los militares para derrotar al imperialismo y su segura capitulación ante los ingleses.
El Partido Obrero
Derrotada la dictadura en Malvinas y abierto la “democratización”, a fines de 1982 “Política Obrera” realiza su tercer Congreso (los anteriores se habían realizado en 1975 y en 1978). Allí resuelve presentarse a elecciones para impulsar más ampliamente la “construcción de un partido obrero” y la lucha por la independencia política de la clase obrera.
Como la legislación electoral de 1982, establecida por la dictadura, obligaba a los partidos que fueron ilegalizados en 1976 a cambiar su nombre, el Congreso de “Política Obrera” decide concurrir a las elecciones con el nombre de “Partido Obrero”. Así nace el Partido Obrero, que es la continuidad política y organizativa de aquel grupo que fue fundado en 1964.
En las elecciones de 1983, la fórmula del PO estuvo encabezada por Gregorio Flores (antiguo dirigente clasista cordobés, miembro de la dirección del Sitrac-Sitram en la década del 70) y Catalina Guagnini (presidente de “Familiares ...”). La consigna del PO es esas elecciones fue “trabajador vote trabajadores”. Aunque el PO obtuvo pocos votos (apenas unos 30.000), la campaña sirvió para extender nacionalmente al Partido (desde Jujuy a Tierra del Fuego; desde Buenos Aires a Mendoza) y para desarrollarse en los prinicpales gremios, escuelas y universidades de todo el país.
El PO desarrolló una sistemática oposición al gobierno de Alfonsín, al que carcaterizó como “un gobierno de banqueros y capitalistas” y denunció sistemáticamente su capitulación ante el imperialismo (en la cuestión de la deuda externa) y ante los militares (Punto Final, Obediencia Debida, Semana Santa de 1987).
Historia reciente
En 1989, el PO concurrió a las elecciones con una fórmula encabezada por Jorge Altamira, uno de los veinteañeros que en 1964 fundó “Política Obrera”.
Durante la campaña electoral, Altamira hizo dos denuncias fundamentales en la TV: que “si vota a Menem, le va a salir un Alsogaray” (anticipando la oleada de privatizaciones y entregas “liberales” al capital extranjero por parte del gobierno peronista) y que “el gobierno menemista viene a acabar con la conquista fundamental del movimiento obrero: la estabilidad laboral” (denunciando la hipocresía del “salariazo” y anticipando la andadana de ataques menemistas a las conquistas del movimiento obrero). En las elecciones del 89, el PO obtuvo poco más de 80.000 votos.
Poco después de las elecciones, con el gobierno radical en desbandada y la economía en la hiperinflación, el PO fue acusado de “organizar los saqueos a los supermercados” que tuvieron lugar en mayo/junio de 1989. Su dirección fue detenida en la propia Casa Rosada (donde había concurrido a denunciar ante el Ministerio del Interior que el propio gobierno era el responsable de los saqueos). A pesar de la montaña de infamias y “pruebas” truchas presentadas por los servicios de inteligencia contra el PO, los militantes del Partido Obrero fueron liberados y sobreseidos de los cargos en su contra.
Bajo el gobierno menemista, el PO no sólo se opuso frontalmente a su política de entrega de las riquezas y los recursos nacionales al gran capital imperialista, a las privatizaciones, a la destrucción de la salud y la educación pública, a la privatización de la jubilación y a la liquidación de las conquistas sociales y laborales del movimiento obrero. Además, denunció que esta política -lejos de llevar a la “solución” que prometía el gobierno- iba a agravar todos y cada uno de los problemas de la Argentina: la dependencia del exterior (hoy el sistema bancario e industrial está en manos del capital extranjero); la deuda pública (hoy es la más alta de toda la historia); la fragilidad de la economía del país (hoy la recesión lleva más de un año); la desocupación y la reducción de los salarios y jubilaciones (la primera en su nivel más alto de la historia; los segundos en el más bajo); el retroceso educativo y sanitario; la miseria y la polarización social y las condiciones esclavistas de trabajo (trabajo en negro, contratos precarios).
Esta oposición sistemática y principista al régimen menemista llevó al Partido Obrero a participar y protagonizar las principales luchas del movimiento popular contra el actual gobierno: las luchas contra las privatizaciones (en ferrociarios, en telefónicos); las luchas docentes, las puebladas de Neuquén, Cutral Co y Jujuy; las luchas contra la impunidad de los crímenes del menemismo (María Soledad, Cabezas, “gatillo fácil); las luchas del movimiento obrero contra los despidos (como las de los mecánicos de Córdoba o de los obreros gráficos de Editiorial Atlántida); la lucha por la organización de un movimiento de desocupados y por la organización de las barriadas obreras. El PO y la UJS intervinieron también activamente en el movimiento estudiantil, especialmente en la lucha por poner en pie una Coordinadora de Estudiantes Secundarios de Capital y Gran Buenos Aires (que organice a los Centros de los colegios de estos distritos) y por la formación de Centros de Estudiantes en numerosos colegios.
En las elecciones realizadas en 1997, el PO obtuvo 150.000 votos en todo el país y se convirtió, en ese momento y hasta hoy, en la fuerza de izquierda más grande y poderosa de toda la Argentina.
La IVa Internacional
Desde su fundación, “Política Obrera” y luego el Partido Obrero libraron una lucha ideológica y política por la organización de un partido obrero internacional que defendiera la estrategia de la revolución socialista mundial. Esta lucha se sintetizó en la consigna de “refundar la IVa Internacional”, que fuera fundada por el dirigente socialista León Trotsky en 1938 y que luego se fragmentara en numerosas tendencias y agrupamientos.
Luego de atravesar distintas etapas en esta construcción política, desde 1997 el Partido Obrero se halla embarcado en una campaña internacional por la “refundación de la IVa Internacional”, junto con otras organizaciones como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (de Grecia), la Liga Obrera Marxista (de Turquía), la Liga Trotskista (de los Estados Unidos), la Asociación Marxista Revolucionaria “Proposta” (de Italia), el Partido de la Causa Operaria (de Brasil), el Partido de los Trabajadores (de Uruguay), la Oposición Trotskista (de Bolivia), el Comité Constructor de un Partido Obrero (de Chile) y el Colectivo En Defensa del Marxismo (de España).
El presente
El Partido Obrero se presenta a las elecciones presidenciales de 1999 con una formula compuesta por Jorge Altamira y Pablo Rieznik (docente universitario, dirigente del gremio de los docentes universitarios de la UBA). Presenta candidatos a diputados y gobernadores en 14 de los 25 distritos del país y a cargos municipales en más de 200 comunas en todo el territorio nacional.
El PO edita el periódico “Prensa Obrera” (que se acerca a las 650 ediciones, con una tirada semanal de 10.000 ejemplares y cerca de 4.000 suscriptores) y la revista En Defensa del Marxismo. Otras publicaciones editadas por el PO son “La Caldera” (revista de la Unión de Juventudes por el Socialismo) y “Trabajadoras” (revista del Plenario Autoconvocado de Mujeres Trabajadoras).
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