martes, 16 de octubre de 2007

Página/12, 16 de Octubre de 2007.

PITROLA, CANDIDATO A PRESIDENTE DEL PO

Una mirada piquetera

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Por Adriana Meyer

“La clase obrera es piquetera; los ambientalistas, los estudiantes, los maestros, todos toman al piquete como un modelo de lucha y organización”, afirmó Néstor Pitrola, candidato a presidente del Partido Obrero (PO). En diálogo con Página/12 explicó que en esta campaña están “preparando a los explotados del pueblo argentino para los golpes que planea el poder político después de octubre”, y calificó a Cristina Kirchner como “una candidata patronal que no defenderá el derecho de la mujer”. Para Pitrola, los grandes ausentes del discurso electoral son “Julio López y la corrupción generalizada”.

Nacido a la lucha política en el Cordobazo, y formado luego como delegado de los trabajadores gráficos con Raymundo Ongaro y la histórica toma de la planta de editorial Atlántida en Garín, artífice de Polo Obrero y referente del Bloque Piquetero Nacional, Pitrola –55 años, casado, 2 hijos– dice que trata de ver a Boca con su hijo Marcelo, “pero por televisión”, porque no tiene tiempo, “y realmente la cancha está peligrosa”.

–Una vez más, el PO va solo. ¿Fracasaron las alianzas con los demás sectores de izquierda?

–Yo no diría fracaso. Hay una izquierda que está cooptada por el Gobierno, Jorge Rivas en el Gabinete, el Partido Comunista que integró la fórmula con Filmus, los D’Elía, los Ceballos. Y el campo de Pino Solanas es un derivado de la disgregación del propio kirchnerismo. Pino apoyó el principio de Menem; la Alianza, el principio de Kirchner, es una experiencia con la burguesía nacional que nunca le sale bien.

–Pero Solanas no tiene precisamente un discurso oficialista.

–Claro, pero lo apoyó los primeros años. Su planteo energético es una nacionalización onerosa porque no se sabe de dónde saldría el dinero. Las privatizadas saquearon al país, hay que auditarlas y no pagarles nada, y eso lo puede hacer la clase trabajadora. El planteo de fondo del Partido Obrero es una izquierda con independencia política que promueve la transformación del país sobre la fuerza social de la clase trabajadora. Con los nacionales y populares de la burguesía nacional que son los Benito Roggio, los Taselli o los Repsol no vamos a ninguna parte.

–¿La irrupción de Solanas cambia las chances de la izquierda?

–Tiene alguna incidencia en Capital. Lo nuestro es la construcción de una herramienta política que se expresa en un partido con penetración en las organizaciones obreras, que lucha por la autonomía de los sindicatos contra las dos burocracias: la CGT, de la vieja mafia, la CTA que está asimilada al Gobierno. Y Pino es parte de esa CTA, del nefasto pacto entre (Daniel) Filmus y (Hugo) Yasky, de los 1040 pesos que generaron tantas luchas, entre ellas en la que cayó Fuentealba.

–¿No les preocupa seguir sacando magros porcentajes? ¿No es un signo de debilidad no poder aliarse a otros sectores de izquierda?

–Donde fue posible, armamos un frente: en Córdoba fuimos cuarta fuerza y conquistamos una banca, que pudieron ser dos de no mediar el fraude. Somos un partido parlamentario en Salta, con tres diputados, tenemos apuestas fuertes en Santa Cruz, somos un partido con popularidad en Tucumán y mi candidatura simultánea a diputado en la provincia de Buenos Aires tiene el objetivo de ingresar al Parlamento.

–¿Por qué no se menciona al desaparecido Julio López en esta campaña?

–Lo ponemos nosotros y otras organizaciones de izquierda en la agenda. Los demás encubren el aparato mafioso de seguridad, de la Bonaerense. Esto es 700 casos de gatillo fácil, es la Gendarmería en Santa Cruz, es la policía brava que reprime a los portuarios en Mar del Plata, en Neuquén. Ponen a buscar a López a los que tendrían que ser investigados. Y con su desaparición se está asimilando algo espantoso. Lo mismo pasa con la corrupción. Ya no se habla de Skanska, de la valija de Miceli. Los yanquis resolvieron que el matrimonio K garantiza la gobernabilidad, entonces las usinas que hicieron saltar estos casos, absolutamente reales, están aplacadas. No es tema López, como tampoco la corrupción generalizada.


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