viernes, 25 de diciembre de 2009

Con la sangre y el sudor de los argentinos

Los Kirchner decidieron ingresar al Bicentenario con un estricto apego a la historia de su clase, la burguesía. El matrimonio cerró 2009 con el slogan de Avellaneda, quien en la crisis de 1877 aseguró que “los tenedores de bonos argentinos deben reposar tranquilos”, aun a costa de “la sangre y el sudor de los argentinos”. Cristina Kirchner, para no ser menos, anunció el empeño de casi 7.000 millones de dólares de las reservas para pagar los vencimientos de la deuda.

A fines de 2005, Kirchner había manoteado las reservas del Banco Central para cancelar la deuda con el FMI. Hace un año, la crisis mundial le impidió hacer lo mismo con el Club de París. El nuevo “fondo” que han creado los K tiene “propósitos amplios”, porque podrá ser utilizado para pagar todo tipo de deuda pública. Varios analistas alertaron que los fondos buitres podrían resarcir sus deudas del “fondo del bicentenario”.

No sobra nada

Los voceros oficiales dicen que el nuevo fondo “sólo” capturará el 37% de las reservas “excedentes”, que serían aquellas que no estarían afectadas a respaldar la circulación y los depósitos en moneda nacional. Pero, en verdad, no existe ningún excedente. Con los 17.000 millones de dólares de supuestas reservas sobrantes, el Banco Central tiene que responder por una cifra casi similar en concepto de las deudas que ha contraído con los bancos privados. El “fondo” creado por la camarilla tiene por fin pagar la deuda usuraria de Argentina, como se viene haciendo desde la dictadura militar: a ese ‘honorable’ objetivo apunta el “fondo del Bicentenario”.

Endeudamiento y desendeudamiento

Hasta el menos avezado de los economistas advirtió que el “fondo de desendeudamiento” no tiene otro propósito que el de facilitar nuevas deudas. Al ofrecer las reservas como garantía, el gobierno confía en obtener mayores créditos. Pero ya propuso esto mismo hace un par de meses, cuando anunció el canje de la deuda que quedó impaga en 2005. Después, el gobierno se topó con un agravamiento de la crisis mundial, una cadena de defaults y la amenaza de otros nuevos, además de la quiebra de las provincias, varias de las cuales están al borde de imprimir moneda propia.

Con el nuevo guiño a los acreedores de la deuda, los Kirchner buscan remontar los embates de las entidades patronales y “blindarse” contra las conspiraciones. Con el mismo objetivo, anunciaron una nueva y jugosa moratoria impositiva, en beneficio de las evasiones capitalistas. Pero los conspiradores no dan respiro, y es así que Clarín va por más: dice que los K buscan “independizarse de las presiones del Fondo Monetario, el Club de París y Tesoros como el de Estados Unidos” (Clarín, 18/12). Pero el nuevo fondo no garantiza solamente el pago de la deuda sino que pretende satisfacer una nueva fuga de capitales, como ocurriera entre 2007 y mediados de 2009.

Nuestro programa

Cada centímetro de espacio que obtiene el gobierno cuando le reclama la “paz social” a las organizaciones obreras, lo emplea para avanzar en un curso de entrega nacional, concesiones a los capitalistas y tarifazos. Entremos al Bicentenario levantando nuestro programa, el de los trabajadores, frente a la crisis capitalista: repudio de la deuda contraída por genocidas, menemistas y banqueros. Nacionalización de la banca y del comercio exterior. Salario igual a la canasta familiar, reapertura inmediata de las paritarias. Frente al entreguismo de la camarilla oficial y sus opositores patronales, luchemos por la independencia política de los trabajadores.

Marcelo Ramal

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