viernes, 27 de noviembre de 2009

Por la Organización Socialista de la Juventud

Manifiesto de la Unión de Juventudes por el Socialismo a la Juventud obrera y estudiantil


Discursos del Congreso de la UJS

21-22 de noviembre de 2009

El discurso de Jorge Altamira (audio y video disponible) El discurso de Gabriel Solano (audio y video disponible)


Más de 1.200 compañeros de todo el país se dieron cita en el Congreso Nacional de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS-juventud del Partido Obrero). Estuvieron representadas casi la totalidad de las provincias argentinas.

El Congreso deliberó durante el fin de semana del 21 y 22 de noviembre. Los participantes han sido los grandes protagonistas de las luchas que está librando nuestra juventud: los compañeros que dirigen la principal federación universitaria del país, la Fuba; presidentes e integrantes de decenas y decenas de centros de estudiantes de distintas universidades, desde Jujuy y Salta hasta Santa Cruz; dirigentes y luchadores del movimiento secundario y de los institutos terciarios; las compañeras del movimiento de la mujer.

Haber convocado a todos estos luchadores apunta a un objetivo estratégico: desarrollar la organización socialista de la juventud a partir de la experiencia de las luchas, los debates y las delimitaciones políticas.

Somos parte del movimiento general de la juventud, que involucra a los jóvenes que estudian que trabajan, así como a los desocupados. Nos esforzamos por arribar, con todos ellos, a conclusiones y objetivos socialistas.

Derrumbe capitalista

Asistimos a la mayor bancarrota capitalista de alcance mundial desde la gran depresión de los años ’30, que condujo a la masacre de la Segunda Guerra Mundial. Es la fase más alta, hasta el momento, de una cadena de crisis y bancarrotas que se desarrolla desde finales de los ’60. Augura episodios aún más catastróficos, como lo evidencia el crecimiento sin precedentes de la desocupación y la incesante ola de desalojos y quiebras bancarias e industriales, el derrumbe del comercio mundial y, por último, la quiebra financiera de los tesoros estatales.

La clase obrera, y en especial la juventud, han recibido los golpes más duros de la crisis, por los despidos, el reforzamiento del trabajo precario y la descalificación laboral, el encarecimiento de los estudios y el aumento de la deserción y, por último y aún más grave, por el incremento de la drogadicción, que destruye física y moralmente a la juventud y a la niñez trabajadores.

La desocupación y la subocupación han alcanzado porcentajes que parangonan la crisis en curso con las peores del pasado: 18 por ciento, por ejemplo, en Estados Unidos, o sea 23 millones de trabajadores; más del 20 por ciento en España; alrededor de ese porcentaje en Argentina: más de dos millones de personas. La más golpeada es la juventud, donde se superan el 50 por ciento de aquellos promedios.

El salvataje de los grandes capitales por los fiscos y bancos centrales deja planteada la perspectiva política más aguda, como es la quiebra de los Estados y el envilecimiento en gran escala de las principales monedas.

A veinte años de la derrota del ‘comunismo’ (expresión falaz para encubrir al anticomunismo stalinista), queda al desnudo la cuestión histórica central de nuestra época: el agotamiento y la bancarrota del capitalismo. Pues mientras el ‘comunismo’ fracasó porque no pudo desarrollar sus propias premisas, o sea, adquirir un carácter mundial y la posibilidad de desenvolverse en las naciones más desarrolladas, el capitalismo se hunde como consecuencia de sus propios fundamentos: la explotación social, el beneficio privado, las rivalidades nacionales, la anarquía de la producción. ¡Su epicentro se encuentra en Estados Unidos, la nación que es su paradigma histórico! Cuando la llamada globalización –es decir, el dominio mundial del capital– parecía llegar a su cenit, estallaron todas sus contradicciones, que no son otras que las del capital mismo.

Ahora los Estados se empeñan en descargar la crisis sobre los trabajadores y las naciones más débiles. La presión mayor se ejerce sobre las naciones que se embarcaron, hace dos o tres décadas, en un proceso de restauración capitalista, aún inconcluso, bajo la batuta de la misma nomenclatura ‘comunista’. Así, no han podido evitar la bancarrota capitalista e, incluso, la han acentuado.

La gran victoria contra el ‘comunismo’ aparece cuestionada, pues las convulsiones de la presente crisis pondrán en entredicho todas las privatizaciones y las enajenaciones del patrimonio nacional, y replantearán la agenda de la revolución social.

Las salidas capitalistas representan más miseria, más desocupación y más guerras. El Congreso de la UJS declara que es necesario desarrollar una salida anticapitalista, que termine con este régimen social y abra un rumbo para la construcción de una alternativa socialista. La envergadura de la bancarrota capitalista demuestra que las premisas materiales para esa transformación están maduras.

Nuestra América

América Latina, precisamente porque es el patio trasero del imperialismo yanqui, se encuentra en el corazón de la crisis mundial. Sus burguesías rebozan de un optimismo ficticio, como consecuencia del alza especulativa del precio internacional de sus materias primas y del flujo de capital ‘golondrina’, aun a sabiendas de que serán las principales víctimas en la próxima fase del derrumbe. Nadie se engaña, sin embargo. Los levantamientos populares que se extendieron desde comienzos de siglo por el continente, desde Argentina hasta México, siguen presentes en la conciencia y la organización de los pueblos. En la medida en que el imperialismo insiste en encarar la crisis mundial mediante las guerras de opresión, está forzado al mismo tiempo a imponer su control de este patio trasero. Las guerras contra Irak y Afganistán, y la que se encuentra en preparación contra Irán, explican que haya reactivado la IV Flota y se haya instalado en Colombia. Tiene que asegurarse la ‘lealtad’ de los gobiernos y la seguridad de los suministros – en primer lugar del petróleo. De ahí la infiltración paramilitar en Venezuela y el brusco deterioro de las relaciones con el gobierno de banqueros y terratenientes de Brasil.

Llamamos a la juventud latinoamericana a tomar conciencia de esta situación y a prepararse para una gran lucha por la defensa de la independencia nacional. Del mismo modo, le advertimos acerca de la cobardía de las burguesías y los movimientos nacionalistas, que han capitulado una y otra vez frente a las presiones imperialistas, desde el bombardeo a Ecuador por parte del paramilitar Uribe hasta el monumental fiasco de la OEA y sus gobiernos para reponer al presidente Zelaya en Honduras. La reunión de la Unasur en Bariloche, recientemente, es el compendio de toda esta incapacidad histórica. La Unión del Sur está virtualmente muerta; solamente los obreros y los campesinos –o sea los gobiernos de trabajadores– lograremos alcanzar el objetivo histórico de la unidad nacional de América Latina, que será una unidad socialista.

El Congreso de la UJS se compromete a agotar todos los medios de propaganda, agitación y organización para concretar la unión socialista de la juventud latinoamericana y, en primer lugar, la recuperación de la unión de sus federaciones universitarias y estudiantiles en un congreso continental para luchar contra las bases militares en Colombia y la IV Flota, el levantamiento incondicional del bloqueo a Cuba, la defensa de los procesos populares contra los ataques de las oligarquías locales y el imperialismo, por la unidad de la juventud y la clase obrera, por la revolución socialista en nuestros países y la unidad socialista de América Latina. Solamente por estos medios lograremos derrotar la influencia que ejerce entre los estudiantes de algunos de nuestros países la derecha gorila y escuálida.

Saludamos la iniciativa de la Fuba de elevar esta propuesta a las organizaciones que luchan en Honduras contra el golpe de Estado y los acuerdos para su concreción.

La revolución universitaria

La decadencia histórica del régimen social capitalista se expresa en la crisis del sistema universitario. La universidad, como ocurre con cualquier otra institución del sistema, no puede ir más allá de los límites históricos de la clase social dominante. La era de las “reformas universitarias” ha concluido; asistimos a un duro período de contrarreformas, casi todas dictadas por el Banco Mundial.

Los capitalistas, sus gobiernos, y en especial sus académicos, declaran que su propósito es unir la educación y la universidad con el trabajo, que a eso responden las propuestas de fragmentación de las carreras, pues facilitan ‘la salida laboral’. Falso. Asistimos a una mayor alienación del trabajo, tanto físico como intelectual. Es el reforzamiento de la explotación del trabajo intelectual y la unión de la descalificación universitaria y el trabajo precario, las pasantías, los contratos basura y el trabajo en negro. El capital habla de unir, pero divide mediante la deserción, por un lado, y la desocupación, por el otro. En sus propios términos y bases sociales es incapaz de superar el antagonismo entre el estudio y el trabajo ¡porque desconoce el derecho al uno y al otro! En oposición, tanto a esta disociación como a la unión explotadora del trabajo manual e intelectual; en oposición a la descalificación de los títulos universitarios, a la educación privada (como negocio capitalista); en oposición al oscurantismo intelectual y cultural creciente, el Congreso de la UJS plantea la revolución universitaria; es decir, la transformación de la educación como parte de la abolición de la explotación capitalista, bajo el gobierno de los trabajadores. En esta línea llamamos a defender el derecho a la educación integral y gratuita, y al trabajo mediante la unidad obrero-estudiantil.

Fuera las camarillas de las universidades, abajo las Asambleas Universitarias reaccionarias. Vamos por la democratización para reorganizar la universidad sobre nuevas bases sociales.
Las corrientes políticas que plantean, en el seno de la juventud, la defensa de los objetivos académicos separados de la lucha social y de la unidad con el proletariado que lucha, están obligadas a convertirse en representantes de la aristocracia estudiantil que puede pagarse su carrera y en agencia del nacionalismo burgués y de la burocracia de los sindicatos, que solamente pueden sobrevivir mediante la separación de los distintos sectores del pueblo y mediante la regimentación de sus organizaciones. Esto incluye, como socio menor, al marxismo académico y universitario que sostiene la posibilidad de transformaciones sin la organización política del proletariado y sin la organización política de la juventud. La bancarrota capitalista mundial ha convertido al planeta entero en una única y compleja disputa política.

El combate número uno: contra la represión policial y el gatillo fácil

La realidad de la juventud es aun más dura, que surge del hundimiento de la educación pública y de la falta de trabajo. Centenares de muchachas y muchachos son asesinados cada año por la represión policial en los festivales o salidas nocturnas y en las barriadas mediante el gatillo fácil. Ahora es Rubén Carvallo, ayer fue Bulacio, más cerca Kosteki y Santillán, más lejos treinta mil desaparecidos. La UJS se suma a todas las organizaciones de la juventud que luchan por el juicio y perpetua a los asesinos, y por el desmantelamiento del aparato represivo, que sólo será posible por una acción histórica de las masas.

Esta tarea nos convoca más que nunca, ahora, que ha quedado en evidencia que la policía es un órgano de espionaje y conspiración contra el pueblo –no, como pretenden los que la apañan, una institución para la protección ciudadana. Ni la policía de Fino Palacios ni la Federal y la Side de Kirchner. La vigencia de las libertades individuales es incompatible con los aparatos represivos. El Congreso de la UJS declara su total solidaridad con Rubén Carvallo y su familia, y reclama, una vez más, la aparición de Jorge Julio López y Luciano Arruga.

Por una organización socialista de la juventud

El Congreso de la UJS ha contado con una participación importante no sólo de compañeros de la Capital Federal y de la provincia de Buenos Aires. Ha habido una presencia de importantes contingentes de universidades del noroeste y del nordeste, así como del Comahue y de la Patagonia. Muchos de ellos acaban de ganar sus centros de estudiantes u obtenido votaciones significativas en las elecciones universitarias.

El desafío es ahora avanzar por este camino. Construir una organización política que luche y que forme a la nueva generación sobre la base de la experiencia y el estudio. Afirmamos, sin dudar, que la lucha contra el capitalismo requiere formación, estudiar, aprender, asimilar la experiencia de las victorias y de las derrotas de las generaciones socialistas que nos precedieron, porque es una lucha que debe desarrollarse sobre la base de un programa y una estrategia. La improvisación y la falta de organización son nuestros peores enemigos.La UJS –juventud del Partido Obrero– está comprometida a fondo en el desarrollo de una organización socialista de la juventud. Vamos por este objetivo en cada facultad, instituto, escuela y barriada. Asumimos el desafío de organizar grandes contingentes de la juventud que estudia en colegios y universidades privadas.

Es nuestro momento, hay que asirlo y desenvolverlo. Por eso aprovecharemos el verano para impulsar campamentos de estudio y formación. También impulsaremos una campaña de reclutamiento en todo el país, que tendrá su culminación en un nuevo Congreso en abril próximo.

Nuestro homenaje a los compañeros desaparecidos. ¡Presentes! Tomamos su posta y su antorcha.

¡La juventud es la llama de la revolución!

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